Odín, escrito por J.L. Borges y A.B. Casares Punto N°5 (Posible continuación) Los padres lloraron desconsoladamente; no podían creerlo. Lo agarraron y lo abrazaron hasta más no poder... Al amanecer, la ira se había apoderado del rey, quien creían que todo era culpa del forastero; sostenía que estaba maldito, así que, un rato más tarde, envió a todo su ejército a buscarlo. El destino del pobre hombre era irremediable.